
Fue solo un día que pasamos juntos, reconozco que me dolía
solo saber que pronto nos separaríamos, pero la alegría de tenerle
junto a mi, me hacia olvidarme de todo lo demás.
Su sonrisa amplia y sus ojos que hechizaban, me roban el sueño
no fue hasta aquel día que comprendí que en poco tiempo
se apodero de mi corazón, estaba dispuesta a todo por el, pero me preguntaba si el lo sabia, realmente sabia cuanto le amaba, aquella mañana mi pregunta se quedo entre mi pensamiento y mis labios al escuchar su voz llamándome, como siempre nunca puede quedarme en cama hasta tarde así que me levante y después de darme un baño me dispuse a buscar algo para desayunar ya que tampoco me gustaba comer muy tarde, su dulce voz resonó en mis oídos, al preguntarme que haces mi cielo, sonreír mientras que mis pasos
se dirían a la cama donde el aun soñoliento descansaba, todo la noche recorrí con mis manos su espalda
sus brazos, quizás fue la sensación mas hermosa que había tenido en años, aunque a pesar de amarle me
quede con un amargo sabor en los labios, pero no quise reprocharle, no porque no tenia caso el que yo
le dijera algo a mi me bastaba todo el amor que sentía por el.
Pensé que si le decía algo quizás lo perdería y realmente lo amaba demasiado como para perderle en esos
momentos, quizás jamas pensé que el no sentí nada por mi, que solo fui una mas en su colección
o que fui una amiga a la que el le pago su amistad con una noche que realmente de pasión no tuvo absolutamente nada, no se, pero el amor que sentía era mas fuerte que todo, que mis deseos de gritar de preguntar el porque, pero solo me limite a mirarle a recorrer con mis manos su rostro, no quería perderme
sus facciones, sus calidez, así de grande era mi amor, así de incondicional era el amor pero no era el amor
el que a el le movía lo podía percibir, lo podía sentir, pero yo le amaba.
Las pocas horas que nos quedan juntos se nos fueron en empacar las cosas que llevamos entre una mirada y
otra mi alma se empezaba a congelar, lo presentía, sabia que aquel día seria el ultimo, seria el único, el estaba
a punto de demostrarme que el amor entre sus manos no valía nada.
La despedida fue mas fría que la bienvenida, entre sus manos sus maletas, entre las mías un corazón partido en dos y una promesa rota, que jamas me haría sufrir pero sin darse cuenta me estaba llenando de dolor
un abrazo en medio del saludo que me hizo sentir que aquel día jamas lo olvidaría, porque fue realmente
el mas doloroso que puede haber vivido hasta ese momento, así me dijo adiós con palabras frías y un beso que no supo a nada, se fue y con el se llevo toda mi vida.
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